La oportunidad de ayudar a La Escuelita surgio después de una vista al Caserío de San Francisco de Culapachán, del cantón Ambato, en la provincia de Tungurahua en Ecuador, durante las navidades del 2007.
La escuela necesitaba mejorar sus infraestructuras para así poder atraer a niños del sector y convencer a sus padres de las ventajas que tiene escolarizar a sus hijos.